En el barrio de Las Tres Torres de Barcelona, la arquitecta e interiorista Lucía Olano ha creado un interiorismo minimalista, sobrio y elegante para una casa de 1920, rehabilitada previamente según criterios passivhaus. A través del contraste entre los estilos contemporáneo y clásico ha convertido esta casa en una vivienda unifamiliar acogedora y funcional.

Durante la rehabilitación de esta casa, que data de principios del S.XX y a la que en los años 60 se la había despojado de su carácter modernista, el estudio de Lucía Olano fue esbozando lo que sería después el interiorismo minimalista pero afable y práctico de la vivienda. El estudio fue también el encargado del proyecto de rehabilitación que se realizó siguiendo criterios passivhaus.
Todas las zonas de la vivienda están diseñadas bajo el mismo denominador común de elegante sencillez y sobriedad. A través de la combinación de los estilos contemporáneo y clásico, la mezcla de diferentes elementos de mobiliario, iluminación y complementos de decoración, el uso de diferentes materiales -como madera, mortero de cal o microcemento-, así como colores y texturas se consigue una armonía constante entre la construcción tradicional y la moderna. Colores naturales como el blanco, tierra, ocre y verde contrastan con el negro en pequeños detalles en los baños, las manillas, interruptores de luz o luminarias. Un todo que genera un lenguaje de elegante minimalismo y añade valor a todos los espacios de la casa.


La vivienda, dividida en 4 pisos, se distribuye a través de la escalera, que se concibe como un elemento escultórico y funciona como núcleo central de la casa. La planta baja se organiza según la composición tradicional de hall, cocina con lavadero, sala de estar y comedor. En la primera y segunda planta, a ambos lados de la escalera, se accede a las distintas habitaciones a través de grandes puertas. Los servicios, situados también en ambas plantas, se esconden en unas cajas de madera lacada rallada imitando las bovedillas de los forjados, cuyo panelado exterior camufla la verdadera identidad del espacio y ofrece el carácter de un simple armario. Finalmente, en la última planta se encuentra el estudio, que comunica con una gran terraza con vistas a la montaña del Tibidabo y a los jardines colindantes. Un espacio bañado por la luz natural que entra a través de grandes ventanales.

El interiorismo
El salón comedor, que actúa como pieza central de la vivienda, ha sido amueblado con dos sofás Snail, diseño de Lucía Olano, así como con una gran mesa de madera rodeada por sillas Maxalto y enmarcada por la luminaria Wireflow Lineal diseño de Arik Levy para Vibia. La cocina equipada con el sistema b3 de Bulthaup se complementa con la campana extractora Édith de Elica, además de la luminaria Wireflow Lineal de Vibia, creando un equilibrio perfecto entre forma y funcionalidad. En el nivel superior se encuentran los servicios que han sido equipados con mobiliario diseñado a medida por Lucía Olano, inspirándose en la línea de Cielo, así como accesorios de Agape y espejos de Cielo. En el dormitorio principal, situado en la tercera planta, se han situado algunas piezas que ofrecen ese estilo clásico-contemporáneo como la silla Barcelona o un aparador obtenido en el anticuario Kensigton. Finalmente, el estudio, que ocupa toda la cuarta planta, destaca por su luminosidad y diseño sencillo, con la mesa Pey de Mobles 114, así como con tres sillas originales Eames Fiberglass de Vitra diseñadas por Charles & Ray Eames compradas en el déballage de Montpellier y los estantes metálicos Noa, diseño de Carmen Pinós para Santa&Cole.
