ÀBAG Studio presenta su último proyecto ubicado en la emblemática avenida Passeig de Gràcia (Barcelona), una de las zonas más cotizadas de la ciudad condal donde se esconden verdaderas ilusiones
Este apartamento, una exquisita fusión de diseño clásico y moderno, ha sido completamente renovado del suelo al techo, elevándose como nuevo referente de elegancia y prestigio en la vibrante capital catalana.
El proyecto se distingue por su meticulosa atención al detalle y la integración armoniosa de elementos arquitectónicos históricos con toques contemporáneos. La casa fue concebida y actualmente actúa como casa particular con una superficie de 160 m2.
La chimenea auténtica, los suelos clásicos recuperados y los techos originales se complementan con un diseño que respira modernidad y sofisticación a partes iguales. La luz natural, potenciada por los colores claros de las paredes y el mobiliario inunda cada rincón del apartamento. La pieza central del salón es una chimenea clásica, que sirve como una elegante división entre la zona de estar y el comedor, encabezada por un gran espejo que añade profundidad y luminosidad. El toque de color lo aportan las butacas naranjas estilo geométrico y la escultura mural roja del artista chileno Inés Diez Canseco, creando un ambiente acogedor y refinado.
En la cocina, la madera de nogal aporta calidez y atemporalidad al espacio. Los azulejos hidráulicos del suelo brindan un toque tradicional y estilizado, mientras que la isla de mármol fluye sin esfuerzo hacia una cocina revestida en madera, creando una transición armoniosa entre los materiales. Una mesa redonda negra rodeada de sillas de cuero gris se convierte en el punto focal del área del comedor, donde también se encuentra un mueble bar de madera con una campana extractora de puros integrada.
El dormitorio principal destaca por su gran espejo redondo que refleja la calidez de la habitación, junto con los techos de volta catalana que añaden un toque de historia y carácter. Las puertas de madera y cristal permiten que la luz natural inunde el espacio, creando un ambiente luminoso y acogedor. La transición del suelo de madera a las baldosas hidráulicas está elegantemente marcada por un sofá blanco y un espejo, conformando un rincón perfecto para disfrutar de las vistas al exterior.