El restaurante Azul, dirigido por el reconocido chef Roman Fornell, suma a su privilegiada ubicación en la Barceloneta, un interiorismo único, sencillo y fresco firmado por uno de los más estudios de decoración más reconocidos y protagonizado por un vibrante color que salpica de Mediterráneo todos los espacios
Luzio Studio suma con este, un nuevo trabajo de interiorismo, esta vez, en el ámbito de la restauración barcelonesa con nombre propio. Se trata del último local que ha abierto el reconocido chef Romain Fornell, poseedor de dos estrellas Michelin (en Francia y en España, respectivamente) y co-fundador del Grupo Goût Rouge que aglutina diferentes establecimientos en la capital catalana.
Azul Rooftop Barceloneta ocupa el espacio del antiguo Blue Spot, en la octava planta del edificio Ocean, situado en la zona más nueva de este mítico barrio de pescadores. Es por ello que las espectaculares vistas al mar, al puerto y a la propia ciudad son parte de su principal atractivo entre los clientes locales y extranjeros, además de su reconocida gastronomía avalada por el savoir-faire del chef francés.
El equipo del estudio centró su intervención del proyecto de interiorismo en la pintura como elemento diferenciador capaz de dar vida a un restaurante totalmente distinto. «La manera más contundente de hacer un cambio de imagen rápido y económico es con la pintura, así que escogimos un color vibrante que representara el entorno y el objetivo del proyecto», explica Xavier Martinell. Tras probar con varias tonalidades del color azul, se escogió una referencia muy intensa con la que se pintaron las paredes y los techos de vigas del interior, así como los exteriores.
La satisfacción del chef propietario cuando vio el resultado cromático, de connotaciones mediterráneas tan potentes, se transformó en la elección del nombre del restaurante en aquel mismo momento. Se llamaría sencillamente Azul, como se evidencia en el llamativo logo de neón de 4 metros de largo instalado en el hall, aunque la nomenclatura oficial es Azul Rooftop Barceloneta.
Las vistas panorámicas protagonizan los diferentes espacios.
Esta envolvente azulada que caracteriza todos los espacios del local también abarca otras zonas, como el acceso al restaurante. La fachada se ha mantenido en su estado original porque no se podía tocar, pero sí se ha instalado un toldo con faldón azul sobre el que destaca el logo del local. Situado en una octava planta, su acceso desde la calle invita al cliente a adentrarse en un hall que simula un cubo azul con las paredes, el techo y el suelo de este color y, sobre este, una pasarela curvilínea revestida de moqueta de sisal parece conducir a los clientes hasta los dos ascensores, que también se han pintado del color protagonista.
Una vez ya en la planta del restaurante, el primer espacio que se presenta es la coctelería, con orientación a poniente para poder disfrutar de las mejores vistas del atardecer. A la izquierda está el comedor principal con una gran terraza en forma de U que parece abrazar la parte central del edificio, con vistas frontales al mar y al emblemático Hotel W Barcelona con su forma de vela. Y a la derecha, tras cruzar un ancho pasillo, se accede a otro comedor más pequeño donde se disponen varias mesas con diferentes capacidades, cuyos comensales disfrutan de vistas a la ciudad y a la playa. Por último, la distribución se completa con, a lado y lado de este comedor, dos terrazas, una cubierta para 14 personas y la otra que coincide con la principal. Ambas se pueden convertir en salas privadas como zona exclusiva para eventos sociales, deportivos, familiares, etc. destacando su inigualable panorámica de 360.