Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante y Málaga son algunas de las ciudades españolas con más presencia de negocios argentinos. En los últimos meses, han crecido considerablemente los dedicados a su repostería, con dulces tan populares como la pasta frola, los panqueques de dulce de leche, los alfajores, la torta Balcarce y muy especialmente, las medialunas.
Este próximo domingo 18 celebramos el Día Mundial de la Repostería con una invitada de lujo: Argentina, cuya tradición elaborando facturas y otros dulces típicos les viene como casi todo, de su doble herencia española e italiana. Son célebres la pasta frola, los panqueques, los alfajores, la chocotorta… pero estos últimos meses han aumentado en España los negocios argentinos especializados en medialunas, un clásico de los desayunos y las meriendas de aquel país.
Por ejemplo, una reconocida cadena como Sâo Medialunas acaba de abrir su primer local en Madrid (Paseo San Francisco de Sales, 38) tras los dos de Barcelona (Barrio Gótico y Les Corts) y los muchos que tienen en Argentina, entre Pinamar, Mar del Plata y Buenos Aires. Por supuesto, son artesanales y las encontrarás tanto simples como rellenas de pistacho, crema, dulce de leche, etc.
Otra gran empresa argentina con cada vez más presencia en España es Havanna, conocida sobre todo por sus alfajores y sus riquísimos havannets. Muchos de estos productos los puedes conseguir a través de la tienda online Dulce Bocado, proyecto que lleva en marcha un año y medio con el objetivo de acercar los sabores de aquel país a los muchos ciudadanos argentinos que residen en España. Detrás está Gianfranco Antoniazzi, un joven emprendedor natural de Santa Fe que decidió comercializar algunas de las mejores marcas y productos de su país.
Con cuatro años ya establecidos en España, las tiendas de Tita de Buenos Aires son otro de los puntos imprescindibles donde poder comprar desde dulce de leche a sus alfajores de maicena o las célebres galletas chocolinas con las que elaboran la chocotorta, una tarta clásica argentina que alterna capas de queso crema con las citadas galletas y por supuesto, dulce de leche.
Dulces argentinos… ¿con cuál te quedas?
Chocotorta
Su creadora fue Marité Mabragaña en un año complicado para los argentinos: 1982, en los últimos momentos de la dictadura de Videla y recién iniciada la guerra con Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas. En un principio, la intención de Mabragaña era la de juntar dos de sus clientes (el queso crema y las chocolinas) en una única torta (o sea, tarta) e inspirada en el tiramisú italiano. A raíz de entonces comenzó su popularidad hasta llegar a nuestros días, en los que la chocotorta figura con letras de oro entre los grandes postres argentinos y además en distintas versiones: “La chocotorta que nosotros preparamos es un postre semifredo (semifrío) perfecto para los meses de más calor, ya que su cremosidad aguanta bien en la nevera. Por razones de espacio, en nuestras tiendas la encontraréis en vasitos con la galleta chocolina triturada, ya que no se puede hacer en capas como en la versión original, pero conserva la esencia y el sabor, es una adaptación del clásico pensada también para tomar por la calle bien fría”, nos cuenta Marcelo Settimo, copropietario de las tiendas Tita de Buenos Aires en Madrid y Valencia.
Alfajores de maicena
El alfajor es un postre clásico en muchos países de Latinoamérica pero sin duda, es Argentina el país con el que más lo relacionamos, pese a que fuera introducido por los españoles (su origen es andalusí) en el viejo continente allá por el S. XVIII. Se trata de dos o más galletas o masas que se unen y rellenan de chocolate, dulce de leche, mermelada u otros, tras el horneado. Dentro de la propia Argentina existen variantes como el alfajor de Tucumán, con dulce de leche y miel de caña o los de Córdoba, con membrillo u otras frutas en su interior.
Ana Antolini, la otra mitad de Tita de Buenos Aires y responsable de su cocina, nos resume su receta según los preparan en el obrador que tienen en Madrid: “Empezamos mezclando en la batidora la mantequilla con el azúcar glass hasta que quede cremoso, más o menos 6-7 minutos. Se le agregan las yemas de huevo, la miel y la esencia de vainilla hasta que quede todo homogéneo, medio blanquecino y más liquido. Tras otros 6-7 minutos de batidora, se añade poco a poco la harina con el polvo de hornear y la maicena. Subimos en potencia la batidora (velocidad media) y pasamos a amasar durante diez minutos”.
Para el amasado, Antolini aconseja hacerlo a mano: “Cuando ya no se te pega entre las manos, se lleva al abatidor con su consistencia uniforme para que alcance una temperatura fría y sea más fácil de manipular. Cuando sacamos el bollo del abatidor, se estira bien y con un molde se cortan las piezas que se ponen en una bandeja en el horno con papel vegetal para que no se pegue, a 160ºC y durante seis minutos. Al sacarlos, dejamos que se enfríen y agarramos la manga rellena de dulce de leche (o lo que queramos) para unir dos tapas y después, pasarlos por coco rallado”.