DRA. CATHERINE LEAL: «LA MEDICINA ESTÉTICA NO DEBERÍA HACERTE PARECER OTRA, SINO AYUDARTE A VOLVER A TI»

De vocación médica y alma resiliente, la Dra. Catherine Leal ha recorrido un camino de grandes desafíos para convertirse en un referente de la medicina estética con una visión muy humana que no transforma identidades, sino que ayuda a reencontrarse con ellas

 

Hablemos de tu historia. ¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí?

Uff, hablar de mi historia, siempre me encoge el corazón. Mi camino hasta aquí ha sido todo menos lineal o fácil, pero ha sido profundamente enriquecedor. Siempre, desde que tengo uso de razón, quise ser médico, nunca me había planteado otra opción.

Estudié medicina y luego cirugía pediátrica en mi país natal, Venezuela. Sin embargo, el destino tenía otros planes para mí. Como muchos, tuve que emigrar y dejar a mi familia y amigos, cambié lo conocido por la incertidumbre. Llegar a España fue empezar de nuevo: otro sistema, otra vida. Pero bendita decisión que me cambio la vida y me ha dado tantas oportunidades.

Con el tiempo, descubrí la medicina estética y entendí que, a través de ella, no solo se transforma el exterior, sino también la forma en que las personas se ven a sí mismas. He trabajado muchas horas, estudiado sin descanso y enfrentado retos personales y profesionales, pero cada paso me ha llevado a construir algo con propósito: una forma de ver la medicina estética desde el respeto, que potencia y acompaña. Hoy, miro atrás y veo un camino de muchísimo esfuerzo, sí, pero también muy gratificante.

¿Cuál ha sido el mayor desafío en tu carrera profesional?

El mayor desafío de mi carrera fue empezar de nuevo. Emigrar. Dejar atrás todo y enfrentarme a un país nuevo, sin redes, sin garantías, sin certezas. Sentir que volvía a ser ‘nadie’, cuando por dentro sabía todo lo que llevaba conmigo.

Fue un choque profundo entre lo que sabía que era capaz de hacer y la realidad de tener que demostrarlo todo otra vez. Tener que validarme como mujer, como profesional, como inmigrante. Formarme desde cero en medicina estética, pagar cursos que apenas podía costear, trabajar mucho más de lo que dormía… Pero nunca perdí de vista mi propósito.

Ese fue, sin duda, el mayor reto: mantener mi identidad firme, incluso cuando parecía que el mundo me pedía renunciar a partes de mí. Hoy sé que no empecé de cero… empecé desde la experiencia, desde la pasión, y con el corazón lleno de ganas. Y eso, al final, fue mi mayor fortaleza.

 

¿Cuál es tu visión personal de la medicina estética?

Para mí, la medicina estética es mucho más que corregir arrugas o mejorar una silueta. Es una herramienta poderosa para ayudar a las personas a reconciliarse con su reflejo, a recuperar su seguridad, su alegría… su luz. Mi visión es profundamente humana: creo en una estética que no impone, que no uniforma, sino que respeta, acompaña y potencia lo que cada persona ya es.

No se trata de cambiarte para encajar, sino de cuidarte para reconocerte. De elegirte. De sentirte bien por dentro y por fuera, con naturalidad y con orgullo. Me gusta trabajar desde la sutileza, desde el detalle, desde la escucha. Porque muchas veces, detrás de un tratamiento hay una historia, un duelo, una necesidad emocional que también merece espacio y respeto.

La medicina estética puede transformar, sí, pero cuando se hace con criterio, sensibilidad y ética, puede también sanar.

 

¿Qué es lo más apasionante de este trabajo?

Lo más apasionante de este trabajo es ver cómo una persona se transforma frente a tus ojos, no solo físicamente, sino emocionalmente. Ver cómo entra a consulta con inseguridades, dudas, a veces incluso tristeza… y como, poco a poco, va recuperando seguridad, brillo, fuerza.

Es esa magia sutil que ocurre cuando alguien se vuelve a mirar con cariño. Cuando deja de esconderse y empieza a mostrarse. Cuando sonríe de forma diferente. Ese momento en el que se va de la clínica con la cabeza un poquito más alta… para mí, eso no tiene precio.

¿Tienes algún lema en tu trabajo?

Sí, tengo uno muy mío: ‘Verte bien empieza por sentirte bien.’

Porque creo profundamente que la belleza no se impone, se acompaña. Que el verdadero cambio estético nace del amor propio, no de la comparación. Y que la medicina estética, bien llevada, no debería hacerte parecer otra, sino ayudarte a volver a ti.

¿Cuáles son las técnicas más demandadas en tus clínicas o las que consideras más relevantes?

En mis clínicas, los tratamientos más demandados reflejan muy bien lo que hoy buscan los pacientes: resultados naturales, armonía y bienestar. La toxina botulínica sigue siendo una de las más solicitadas, por su capacidad de suavizar la expresión sin alterar los rasgos. También hay una altísima demanda de ácido hialurónico, especialmente en labios, mentón y ojeras, porque permite trabajar con precisión y sutilidad.

Otra técnica muy en tendencia ahora mismo es el uso de bioestimuladores. Me encanta porque no solo mejora el aspecto, sino que estimula la producción natural de colágeno, aportando firmeza y rejuvenecimiento progresivo. Y los que usamos en nuestra clínica, pueden eliminarse en su totalidad, pensando siempre en dejar una huella estética positiva.

Y, sin duda, los tratamientos con exosomas están marcando un antes y un después. Su potencial regenerativo y su acción antiinflamatoria abren una nueva era en el cuidado de la piel, especialmente en casos de melasma, cicatrices o pieles desvitalizadas.

Creo profundamente en la combinación de técnicas personalizadas, en función de lo que cada rostro necesita, no de lo que está de moda. Eso es lo que hace que los resultados sean realmente transformadores y duraderos.

¿Cómo afectan las redes sociales a las expectativas de los pacientes?

Las redes sociales tienen una enorme influencia en cómo los pacientes se ven, y en cómo creen que deberían verse. Hoy estamos expuestos constantemente a rostros ‘perfectos’, filtros, resultados instantáneos y transformaciones irreales. Y eso, sin duda, puede generar expectativas poco realistas, frustración o incluso dismorfias estéticas.

¿Qué recomendaciones darías a quienes están considerando su primer procedimiento estético?

Lo primero que les diría es ‘hazlo por ti’. No por presión, moda o comparación. Si estás considerando tu primer procedimiento estético, tómate el tiempo de informarte, de escucharte y de elegir un profesional con quien te sientas segura y bien acompañada. Que tenga titulación oficial, permisos en regla, y que trabaje con sensatez y productos de calidad.

También les aconsejo tener expectativas realistas. La medicina estética no es magia ni transformación instantánea. Es un proceso sutil, progresivo y personalizado. A veces, menos es más, y lo más poderoso es lograr que te mires al espejo y te reconozcas, pero con más frescura, más luz, más confianza.

Y por último: busca naturalidad, no perfección. Lo más bonito de un rostro no está en lo que se cambia, sino en lo que se conserva. La estética bien hecha no borra quién eres… te ayuda a explotar todo tu potencial.

 

DRA. CATHERINE LEAL · Av. Llanos del Pretorio, 1, Local 1 Noroeste, 14006 Córdoba

 

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