Los cruceros boutique son la opción perfecta para disfrutar de unas vacaciones privadas, exclusivas y personalizadas. Grecia y sus islas, Seychelles y la Polinesia Francesa son escenarios muy comunes en este tipo de vacaciones.
Las ganas de viajar son incuestionables desde hace un año, y prueba de ello es la alta demanda que se están encontrando las agencias. Y es que no hay nada como descubrir mundo y desconectar durante unos días en un escenario de ensueño, pero en este paradigma, la tranquilidad y una experiencia premium personalizada son el nuevo lujo. Estos cruceros ofrecen al viajero unos servicios que marcan la diferencia en un viaje para el recuerdo, porque un verano a bordo de un crucero boutique premium es la solución para unas vacaciones de sobresaliente.
“Los cruceros boutique ofrecen experiencias íntimas y con el mínimo detalle a nuestros huéspedes. Sin perder de vista la sostenibilidad, diseñamos los itinerarios de tal forma que se puedan visitar destinos poco frecuentados. Así, ofrecemos a los viajeros la oportunidad única de explorar auténticas culturas locales e indígenas, la gastronomía de la región, pueblos remotos y maravillas naturales a las que solo pueden llegar los barcos pequeños”, Filippos Venetopoulos, CEO de Variety Cruises
Exclusividad, privacidad y experiencias premium como ejes principales
El hecho de que el buque de mayor capacidad de su flota (8 embarcaciones propias entre veleros a motor y yates, desde 17 a 36 camarotes, todos ellos exteriores) sea de 72 huéspedes hace que no se necesiten más palabras para referirse a la privacidad y exclusividad. A esto se le suma el trato personalizado y el servicio a bordo de una tripulación familiar y discreta atenta a cualquier necesidad del viajero.
La personalización también se refleja en las excursiones opcionales, diseñadas cuidadosamente para conectar al viajero con la cultura y tradiciones locales. De este modo, se da un paso más allá con las experiencias de itinerarios experienciales que conecten con el destino, con actividades como visitas a bodegas familiares, baños en playas privadas de difícil acceso, degustaciones locales o, incluso, la implicación en un proyecto educativo propio con la comunidad local en Lamin Koto (río Gambia). A ellos se suma un amplio tiempo libre en cada puerto, incluyendo noches, con un acceso más fácil gracias a la accesibilidad de buques de reducido tamaño.
