NI COLÁGENO NI ÁCIDO HIALURÓNICO: EL COMPONENTE QUE MÁS VA A DAR QUE HABLAR ESTE 2025 ES UNA PROTEÍNA

Hay una proteína, más desconocida que el colágeno y de la que no se habla tanto, que es igual de importante para mantener la elasticidad, la firmeza y, en definitiva, la juventud de la piel. La descubrimos junto farmacéutica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida América, experta en dermofarmacia y nutrición.

Cuando hablamos de cuidado de la piel, el colágeno suele llevarse todo el protagonismo. Lo hemos visto en cremas, suplementos y hasta en batidos que prometen una piel más firme y joven. Pero hay otra proteína fundamental que juega un papel clave en la elasticidad y resistencia de la piel, aunque rara vez se mencione: la elastina. A diferencia del colágeno, que tiene múltiples tratamientos para estimular su producción, esta proteína más desconocida es más difícil de regenerar.

Con el paso del tiempo y la exposición al sol, la cantidad de elastina en la piel disminuye, lo que provoca una pérdida de elasticidad, la aparición de flacidez y arrugas más marcadas. Entonces, ¿hay alguna manera de mantenerla y retrasar su deterioro? Para responder a esta pregunta, hemos hablado con la farmacéutica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida América y experta en dermofarmacia y nutrición, quien nos explica qué papel tiene en la piel, por qué es tan importante y qué se puede hacer para cuidarla. Porque sí, aunque aún no existan tratamientos específicos para recuperarla, hay formas de proteger la que ya tenemos.

¿Qué es la elastina y por qué es tan importante?

Si la piel fuera una estructura arquitectónica, el colágeno sería el cemento que le da firmeza, mientras que la elastina sería las gomas flexibles que permiten que todo se mantenga en su sitio sin romperse. “La elastina es una proteína esencial en la piel que actúa como una banda elástica para darle la capacidad de estirarse y retraerse. Está formada por pequeñas unidades llamadas tropoelastina, que se combinan con microfibrillas para crear fibras elásticas”, explica Belén Acero. “Estas fibras crean una red en la dermis que permite que la piel mantenga su forma y flexibilidad”, añade.

Gracias a la elastina, la piel puede recuperarse después de sonreír, fruncir el ceño o incluso después de un estirón (sí, es la que evita que la piel se quede descolgada tras una pérdida de peso). El problema es que, con el paso del tiempo, su producción disminuye y el cuerpo no la regenera con la misma facilidad que el colágeno.

 

 

 

¿Qué diferencia hay entre la elastina y el colágeno?

A menudo se habla del colágeno como la clave de una piel joven y firme, pero la realidad es que, sin elastina, esa firmeza no serviría de mucho. Ambas proteínas trabajan juntas, pero tienen funciones distintas. Mientras que el colágeno aporta estructura y firmeza a la piel, la elastina permite que la piel sea flexible y se recupere sin perder su forma. El envejecimiento afecta a ambas proteínas, pero la elastina es mucho más difícil de restaurar.

“Se diferencian en su respuesta al envejecimiento y en los tratamientos disponibles”, señala Belén Acero. “Ambas proteínas se van deteriorando gradualmente con la edad en la piel, lo que lleva a una pérdida de elasticidad. Sin embargo, la elastina es más sensible a los daños y tiene una tasa de renovación muy baja, por lo que es más difícil de reconstruir que el colágeno”. Mientras que hay muchos tratamientos para estimular la producción de colágeno, no existe todavía una forma efectiva de regenerar elastina. ¿La clave? “Proteger la que ya tenemos”, señala la farmacéutica.

¿Se puede estimular la producción de elastina?

Aquí viene la gran pregunta: si el colágeno se puede recuperar, o al menos prevenir su deterioro, con suplementos y tratamientos, ¿por qué no pasa lo mismo con la elastina? La respuesta es sencilla: su producción es mucho más compleja. “El principal reto a la hora de desarrollar productos cosméticos que actúen de forma eficaz contra la pérdida de elastina es que la elastogénesis (el proceso de formación de la elastina) es más compleja que la colagénesis (el proceso de formación del colágeno)”, explica Belén Acero.

La elastina tiene una vida útil mucho más larga, lo que significa que las mismas fibras pueden durar décadas en nuestro cuerpo, pero también están expuestas a daños acumulativos. La exposición al sol, la contaminación y otros factores externos pueden deteriorarlas, haciendo que la piel pierda elasticidad con el tiempo.

“La baja tasa de renovación de la elastina, su alto peso molecular y de sus péptidos derivados también suponen un obstáculo importante. Por ello, los productos actuales se centran principalmente en apoyar la elastina natural de la piel”, añade la experta. En otras palabras, aunque no podamos generar elastina nueva con la misma facilidad que el colágeno, sí podemos evitar que se degrade más rápido.

 

 

Cómo cuidar la elastina de la piel y evitar su deterioro

Si bien no hay fórmulas mágicas para regenerar elastina, hay ciertas estrategias para protegerla y mantener la piel firme y elástica por más tiempo. Estas son algunas claves y consejos de la farmacéutica:
• Protección solar a diario. Los rayos UV son los principales enemigos de la elastina. “Es vital usar protector solar SPF 50 de amplio espectro a diario. Es la mejor manera de evitar su degradación prematura”, aconseja la experta.
• Antioxidantes en la rutina. La vitamina C, la vitamina E y la niacinamida ayudan a combatir el estrés oxidativo que daña la elastina.
• Hidratación profunda. Ingredientes como el ácido hialurónico y los aceites ricos en omegas refuerzan la barrera de la piel y evitan que pierda elasticidad.
• Dieta rica en minerales y proteínas. Consumir alimentos ricos en cobre, zinc y silicio, como los mariscos (especialmente las ostras), frutos secos como las nueces, carnes magras como la ternera, las semillas de calabazas, la avena o el pepino, ayudan a favorecer la salud de la piel evitando la pérdida de elastina.

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