Si antes muchos jóvenes querían ser futbolistas, ahora el balón ha sido sustituido por el móvil con la pretensión de ser influencers. No en vano, ocho de cada diez menores (de 12 a 17 años) siguen a creadores de contenido, principalmente a través de Instagram y Tik Tok
5 claves para manejar con los jóvenes del hogar si deciden que su futuro pasa por estar y mostrarse frente a una pantalla:
No es ser influencer, es comunicar
Hay profesiones donde se equivoca el medio con el fin. En realidad, las redes sociales son un medio más (además de ser un más directo que los demás) y, por tanto, ser influencer es una manera de tantas de ser comunicador. Los jóvenes deben entender esto y tener altura de miras para contemplar más profesiones parecidas, aunque sea en medios más ‘viejos’ como la televisión o la radio.
Esto les ayudará a entender mejor cómo es esta profesión (poder de influencia, capacidad para llegar a muchas personas, etc.), pero también a reflexionar sobre las habilidades necesarias para triunfar, como el carisma, el potencial creativo y la organización. Y todo ello sin olvidar los riesgos que conlleva: exposición, ansiedad, posibles impactos a la salud mental, presión social…
No fiar todo a una carta
Ser influencer, más que una apuesta profesional en sí misma, debe ser una consecuencia de otros proyectos que implican exposición y que usan la fuerza de las redes para difundirse. Por ello, es aconsejable animar a los hijos a que saquen partido en redes de sus talentos, habilidades, hobbies, etc. Esto les animará a desarrollar o a retomar aficiones, mientras descubren cómo compartirlas con el mundo a través de su pantalla.
Las redes sociales son un entorno hostil: a prepararse
Insultar detrás de una pantalla es muy fácil. Por ello, las redes sociales se han convertido en un lugar donde a veces impera el odio, la crítica destructiva y el insulto fácil. Pero también pueden proporcionarnos experiencias muy positivas. Simplemente, hay que saber lidiar con ese tipo de comentarios y no interiorizarlo como algo personal, aunque cueste. Esto, para una persona joven o adolescente, es de vital importancia, ya que a esas edades la confianza y la autoestima se quebrantan fácilmente.
Éxito y dinero… gajes del oficio
A pesar de ciertos perjuicios que pueden causar las redes sociales, el éxito como influencer conlleva muchas recompensas. Principalmente, notoriedad pública e ingresos económicos. Esto se agradece en cualquier profesión, pero es cierto que a edades tempranas son beneficios más difíciles de manejar. Por ello, si nuestro hijo triunfa, es necesario que se vea respaldado por una estructura familiar y de apoyo, que le ayude a lidiar con la fama y a controlar los nuevos ingresos.
Y también lidiar con el fracaso
Y aún con todo, por mucha ilusión que nuestro hijo/a tenga por su futuro como influencer, hay que mantener los pies en el suelo y ser realista: es probable que fracase en el intento. Ni todos los actores ganan el Oscar, sino un porcentaje ínfimo sobre el total de intérpretes, lo mismo sucede con los influencers. Además, las redes sociales se mueven por tendencias y algoritmos, que no siempre corren a nuestro favor. Por ello, si queremos acompañarlos en su objetivo, debemos aportar ese punto de vista más cauteloso que a veces los jóvenes pierden. Como cualquier experiencia en la vida, tanto si fracasan como si tienen éxito, será una experiencia de la que podrán aprender.