La película “Eiffel” pone de actualidad la figura de uno de los grandes ingenieros mundiales, las huellas de sus muchas obras en París y otros lugares y el simbolismo que la célebre Torre Eiffel sigue dando a la capital francesa.
La película, dirigida por Martin Bourboulon y con Romain Duris (Gustave Eiffel) y la guapísima y sublime Emma Mackey como Adrienne Bourgè, el amor de su vida, combina magistralmente dos tormentosos temas: la propia construcción de la que iba a ser efímera torre para la Exposición Universal de 1889 en París y la conflictiva relación actual y veinte años antes de los dos protagonistas. La producción, con 23 millones de euros de presupuesto, es la más cara acometida por el cine francés en 2020.
El argumento se centra en los primeros y complicados pasos del inicio de la construcción de la Torre. Habiendo finalizado su colaboración en la Estatua de la Libertad, el célebre ingeniero Gustave Eiffel está en la cima del mundo. El gobierno francés le está presionando para diseñar algo espectacular para la Exposición Universal de París de 1889, pero Eiffel no está interesado. De repente, todo cambia cuando en su camino se cruza una misteriosa mujer de su pasado, Adrienne Bourgès, y el fuego de su pasión prohibida se reaviva. Ahora ella es la esposa de un político que tiene poder sobre el plan de Eiffel para construir la torre de 300 metros que dominará el horizonte de la ciudad y que, enterado de la reanudación de su relación, intenta hacerle fracasar. Eiffel debe luchar contra los bancos, los trabajadores mal pagados, los políticos, los funcionarios de la ciudad y la gente de París que al principio no les gusta lo que ven. Pero al final se sale con la suya, decide que, contra lo previsto, su Torre será definitiva “sustituye los tornillos por remaches para que no se pueda desmontar”, ordena al capataz, y el momento de la inauguración, al que asiste escondida su gran amor, es uno de los más emocionantes de la película.
Su fuerza radica en los fascinantes detalles técnicos de cómo se construyó la torre, con el uso de cajones clavados a través del lodo de melaza del Sena, y en un terreno más firme donde los cimientos podrían hormigonarse de manera segura. La ingeniosa combinación en el aire de los segmentos de la torre que se colocaron en voladizo en una alineación precisa mediante el uso de arena o agua para subir o bajar desde el suelo es impresionante. Las maquetas, algunas a tamaño real, utilizadas en el film contribuyen a la credibilidad de la historia, que no se ajusta exactamente a la realidad.