Muchas personas que entrenan al aire libre dejan de hacerlo en verano por miedo a los golpes de calor. Sin embargo, el verano no es incompatible con entrenamientos en exteriores, solo hay que prestar especial atención a lo que nos dice nuestro cuerpo y tomar algunas precauciones para que la práctica deportiva aire libre en verano sea 100% segura.
1. ¿Cuándo y dónde?
La respuesta es sencilla: en el ambiente más fresco posible. Es mejor buscar espacios sombríos, a poder ser cerca de agua y vegetación, y evitar las horas centrales del día, entre las doce del mediodía y las seis de la tarde, cuando la temperatura alcanza sus picos más altos.
2. Mantenerse hidratado
Durante el verano se suda más haciendo cualquier tipo de ejercicio físico, por lo que la pérdida de agua y sales minerales también es mayor. Es fundamental beber suficiente agua durante el entrenamiento (e incluso bebidas isotónicas si el ejercicio dura más de una hora).
3. Utilizar ropa transpirable
También ligado al aumento de la sudoración, será necesario adaptar la vestimenta a las nuevas necesidades del cuerpo y apostar por tejidos que permitan eliminar el sudor de la piel eficazmente.
4. Proteger la piel
La ropa deportiva de verano suele dejar más piel expuesta y es frecuente que sufra quemaduras solares o picaduras de insectos. Para prevenirlo, hay que aplicar protector solar, hasta en esas zonas olvidades como la parte superior de las orejas, y añadir el repelente de insectos a la rutina preentrenamiento.
5. Constancia
Finalmente, es importante saber que en verano entrenar es más duro. El calor requiere un esfuerzo extra del cuerpo para regular su temperatura interna y el cansancio se siente más y antes. Afortunadamente, el cuerpo es sabio y en un par de semanas está totalmente adaptado a estas nuevas condiciones.
(+1) MIMARSE
De todos modos, nunca está de más cuidarse con productos especialmente formulados para preparar y reparar los músculos tras la práctica deportiva.
El gel de ducha Árnica Sport de Weleda huele a lavanda y romero, un aroma fresco y estimulante que ayuda a recuperar la energía tras el entrenamiento. Posee un efecto energizante que también lo hace ideal para comenzar el día. Elimina el sudor y el mal olor.
Por otra parte, un masaje deportivo tras la ducha con el aceite de Árnica facilitará la recuperación muscular, restituyendo la tonicidad de la piel. Genera un efecto calor que favorece la relajación muscular. Además, su uso regular estimula las fuerzas vitales del tejido y ayuda a mantener la piel sana y elástica.