La singularidad y la riqueza de la comarca del Campo de Cartagena (Región de Murcia) caracterizan una despensa de origen ancestral que combina la agricultura de secano de su finca familiar centenaria (algarrobos, almendros, higueras), con carnes autóctonas (como el chato murciano o el cordero del Parque Regional de Calblanque) y con la tradición pesquera del que fue uno de los principales puertos comerciales de la Antigüedad.
La carta se completa con una bodega de más de 750 referencias de vinos y con uno de los mejores carros de quesos de España, con más de 40 variedades entre nacionales y de importación. El local ha sido recientemente renovado, reduciendo la capacidad a 10 mesas y un solo reservado, y con una nueva zona de entrada con mesas bajas; es posible comer a la carta, probar el menú degustación (120 €, con opción de maridaje por 80 €) u optar por el menú ejecutivo (60 €).
El restaurante Magoga se encuentra en el corazón de Cartagena, en la histórica plaza que antaño acogió la lonja de frutas y verduras municipal, en la que se puede observar la antigua muralla de tierra. Abrió en 2014 como una modesta casa de comidas donde se servían pinchos y tapas, y poco a poco ha ido transformándose hasta consolidarse, a las puertas de su décimo aniversario, como uno de los máximos referentes gastronómicos en nuestro país, con una estrella Michelin y dos Soles Repsol. Al frente se encuentran María Gómez y Adrián de Marcos, una pareja que, con determinación y criterio, han sabido evolucionar el concepto sin perder la esencia: que todo el que entre por sus puertas sepa que está en Cartagena. Una de sus premisas es que se mantengan las tradiciones y productos de su tierra, que tanto se están perdiendo con la globalización.
La cocina de María está íntimamente ligada a la historia de la ciudad y las vivencias de su infancia. Nació en Fuente Álamo (en 1987), un pueblo de gran tradición agrícola y ganadera de la comarca del Campo de Cartagena, donde de niña veía a su abuela cocinar y a su abuelo, pastor, cuidar los animales. Tras sus años de formación en la Escuela de Hostelería AIALA de Karlos Arguiñano y el Basque Culinary Center, siguió aprendiendo en bastiones de calidad y vanguardia de Madrid y el norte de España como Arzak y El Bulli. Cuando su camino se cruzó con el de Adrián Marcos, decidieron formar un proyecto de vida en común y construir juntos su propio restaurante, con el objetivo de aplicar todos los conocimientos adquiridos a la culinaria de su región.