EL INJERTO DE CEJAS, LA ALTERNATIVA PERMANENTE PARA FRENAR LA CAÍDA DEL VELLO

Evitar una depilación excesiva sostenida en el tiempo, mantener unos buenos hábitos de higiene o llevar una dieta equilibrada son clave para lograr unas cejas densas y pobladas.

Las cejas son un elemento esencial de nuestra imagen que influye mucho en la expresión de nuestro rostro y de nuestra mirada y, además, sirven para filtrar la radiación solar y evitan que el sudor, la lluvia, el polvo u otras partículas arrastradas por el viento entren o golpeen la superficie ocular; complementando así a los párpados y a las pestañas en su función de proteger los ojos. No obstante, debido al propio proceso de envejecimiento, es común observar cómo las cejas van perdiendo densidad con el transcurso de los años, y aunque en la mayoría de las ocasiones esto viene derivado de una pérdida natural cíclica, en otras puede ser síntoma de algún problema de salud asociado. Por ello, la Dra. Cristina Chacón, experta en medicina estética y CEO del centro CCH Privé de Madrid, nos explica cuáles son los principales factores que propician la caída de pelo en las cejas; así como las principales características del injerto de cejas, una técnica cada vez más demandada entre hombres y mujeres para recuperar el vello en esta zona del rostro.

“La pérdida de pelo en las cejas puede tener muchas causas, que van desde el envejecimiento natural o la excesiva depilación con pinzas o cera mantenida en el tiempo, hasta la dermatitis seborreica, problemas hormonales como la menopausia o el hipotiroidismo, lesiones como quemaduras, la ingesta de algunos fármacos e, incluso, padecer alopecia areata o alopecia frontal fibrosante. En muchos de estos casos, es posible que el pelo vuelva a crecer con normalidad cuando se elimine el factor desencadenante de la caída, pero cuando eso no ocurre, esa carencia de vello se puede contrarrestar a través de diferentes tratamientos médicos o estéticos, entre los que se encuentra el injerto de cejas o el microblading”, explica la Dra. Cristina Chacón.

De esta forma, es importante recalcar que el pelo de las cejas posee unas características diferentes al de nuestra cabeza, ya que se trata de un vello más fino que conlleva un ritmo de crecimiento más lento que el del cabello, al crecer a un tercio de la velocidad de la que este suele crecer. Por ello, cuando el pelo no se regenera y la caída capilar deja de ser reversible, llegándose a perder más de 300 pelos de las cejas al año, se puede recurrir a procedimientos como el injerto de cejas, con el objetivo de recuperar el vello de forma natural y de estimular su crecimiento. Así, a través de esta técnica, se extraen folículos reales de una zona de la parte posterior de la cabeza, implantándose posteriormente en el área carente de pelo; consiguiendo repoblar una zona con vello real que, además, no se caerá de nuevo en un futuro al tratarse de cabello implantado; siendo la única opción que existe en la actualidad que permite incrementar de manera definitiva la densidad capilar de esta zona.

“El injerto de cejas es un procedimiento mínimamente invasivo e indoloro que aporta resultados naturales y permanentes al paciente, logrando que recupere la expresividad en el rostro. Tras la intervención, será necesario ir cortando el pelo para adaptarlo al resto de vello de la ceja, pero una vez que pase un tiempo estimado, el organismo adaptará ese nuevo cabello a las características del resto del pelo de la ceja, logrando un vello más corto y grueso, con un ritmo de crecimiento más lento, sin necesidad de tener que cortarlo”, subraya la doctora Chacón.

Por ello, la perdurabilidad del tratamiento es una de las principales ventajas del injerto de cejas frente a otras alternativas estéticas como el microblading, una técnica de maquillaje semipermanente que corrige imperfecciones creando un efecto realista mediante tinta en nuestra piel, imitando la forma y el color de las cejas originales, y que posee una duración de entre 18 y 24 meses, tras lo cuales el color irá disminuyendo progresivamente hasta desaparecer, siendo necesario un retoque. Así, mediante el microblading, podemos lograr unos resultados naturales y realistas, aunque, en este caso, únicamente se proporcionará el efecto óptico de tener cejas nuevamente, pero sin tenerlas realmente.

Sin embargo, según apunta la experta en medicina estética, “lo más importante es saber diagnosticar los casos que no son operables, dado que algunas de las alopecias presentan un daño en la piel que no aceptarán el crecimiento de un folículo, aunque se haga una cirugía; y es por ello que el médico debe determinar en qué casos un injerto es viable y en cuáles no, ya que, en estas ocasiones, se debería optar por un microblading. Por otro lado, también sería más recomendable esta técnica en aquellos casos donde una cirugía se vuelve un procedimiento excesivo para un beneficio pequeño, por ejemplo, una zona muy pequeña fácilmente camuflable con un microblading”.

Principales cuidados tras un injerto de cejas

Tras realizar el injerto de cejas, se aconseja seguir un tratamiento pautado por un especialista para evitar inflamaciones e infecciones en la zona. Durante los primeros tres días, el paciente deberá dormir incorporado para evitar que los líquidos aplicados bajen a la cara y provoquen una inflamación o edema y, pasados estos primeros días, se llevarán a cabo lavados con un jabón específico, debiéndose evitar la exposición al sol durante el primer mes, así como realizar ejercicio físico durante, al menos, quince días.

Por último, hay que recalcar algunas recomendaciones para conseguir unas cejas densas y pobladas, como evitar una depilación abusiva, poniéndonos en manos de profesionales que nos ayuden a disimular las partes con menos vello y les den una forma adecuada según nuestros rasgos faciales, así como hacer una limpieza diaria delicada y con productos específicos formulados para estas zonas, evitando un desmaquillado agresivo, o llevar una alimentación equilibrada y variada, ya que las deficiencias nutricionales, especialmente de vitaminas A, B y C, también influirán en una consecuente pérdida de cabello.

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