Se trata de información que se recoge en el packaging y que, además, suele venir incluida por un requisito legal, precisamente, porque es importante para ti.
Te compras un cosmético, abres la caja, la tiras y te vas directa al frasco. Como mucho, quizá, antes de tirarla, te has dignado a leer el modo de uso. Este es un gesto más que habitual entre los consumidores de belleza. Y es que, igual que da una pereza de morirse leer las instrucciones del televisor o de un horno, con esto sucede igual. Damos por hecho que no son necesarias y que, por la propia inercia y los conocimientos previos, vamos a saber todo lo necesario acerca de nuestra nueva adquisición. Obviamente, este material recoge aspectos como el nombre del producto, la cantidad que incluye dentro o el nombre de la marca. Sin embargo, las cajas de los productos de belleza incluyen otra información adicional que es de mucho valor y que en ciertos momentos vas a agradecer conocerla. Hemos hablado con varias expertas y nos han hecho un recorrido, no por todos los detalles, pero sí por los más importantes, aquellos que más debes tener en cuenta.
La fecha de caducidad
Como en un medicamento o en un alimento, la caja de tu cosmético recoge la fecha de caducidad del cosmético, que se refiere a que, “pasado el tiempo especificado, no se puede garantizar la calidad de ese producto, normalmente porque sus ingredientes habrán pasado el período de vida estable”, comenta la directora técnica de Omorovicza, Mireia Fernández. Pero también puede ocurrir que en la caja no aparezca ninguna fecha de caducidad. ¿Significa esto que se les ha olvidado ponerla o que te están engañando? No. “Cuando un cosmético no incluye la fecha, es porque su caducidad es superior a 30 meses. Cuando se pasa esta frontera de tiempo, la Unión Europea no exige especificar la fecha porque, es tanto tiempo, que sería difícil concretarla, además de que se sobreentiende que el producto se habrá consumido previo a ese período, puesto que un cosmético suele durar una media de tres a seis meses con un uso continuado medio”, explica Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga en Byoode.
PAO
Se trata de unas siglas que provienen de la expresión sajona ‘Period After Opening’ y es un dato diferente al de la fecha de caducidad. “Mientras que la fecha de caducidad se suele referir al periodo general de vida de un producto antes de abrirse, el PAO nos indica cuánto tiempo estará el producto en condiciones óptimas una vez abierto”, analiza Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD. Hagámonos a la idea de que es como esa indicación de determinados alimentos, en cuyas etiquetas aparece un “una vez abierto, mantener refrigerado durante X días”. “El PAO viene siempre con un símbolo de un tarro abierto y nos señala con un número y una M la cantidad de meses que el producto puede estar abierto”, añade Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8.
Precauciones
Es común no leerlas porque te crees que te pueden decir lo mismo en todos los productos y es cierto que todos suelen especificar que “el cosmético no debe entrar en contacto con el interior del ojo y que si ocurre se debe aclarar bien, así como contactar con tu médico o con la marca si de ese gesto surge alguna reacción”, comenta Marta Agustí, directora técnica de Boutijour. No obstante, esta sección también puede añadir aspectos concretos del producto. Por ejemplo, “ante determinados activos que son más potentes, esta área puede recoger que se debe hacer una prueba de parche en alguna zona no visible para ver si la piel reacciona ante ese cosmético, si es que esto no se ha especificado en otras áreas como la de modo de uso”, explica Ana Yuste, asesora cosmética en Purenichelab.com.
Listado de ingredientes
Obviamente, todos los productos incluyen el listado de ingredientes, aunque aquí todo tiene un poco de truco. “El listado de ingredientes aparece siempre en inglés según las nomenclaturas que se han acordado internacionalmente para cada componente cosmético”, añade Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga en Byoode. Para saber si tu producto incluye más activo o menos del que dice en sus titulares, hay claves. “Los ingredientes se listan siempre de mayor a menor, según el porcentaje que ocupa ese componente en la fórmula. De todas formas, si varios ingredientes comparten porcentaje, la marca puede ordenar estos como desee según su estrategia comercial”, añade Ferreiro.
Aunque esto tiene más intríngulis, el INCI, como se conoce en el sector a este listado, te cuenta el nombre específico del ingrediente, mientras que el producto, en su descripción frontal, por ejemplo, te da el nombre más conocido de ese ingrediente. Para entenderlo mejor. “Imaginemos que un producto nos dice que lleva vitamina C; en el INCI podremos encontrar qué tipo de vitamina C incluye concretamente. Desde un ácido ascórbico puro a un ácido ascórbico etilado, hasta otros derivados como el ascorbato de tratexildecilo o los fosfatos de vitamina C. Cada opción puede venir peor o mejor a una piel. Recomiendo que, donde lo compremos, nos dejemos aconsejar por sus expertos acerca del ingrediente y que, como extra, investiguemos en Internet sobre esos ingredientes, en webs como Incidecoder.com”, apostilla Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD.
Contacto
Terminamos aquí. Esta será una información que quizás no necesites, pero si es ese el caso, que sepas que en la caja de tu cosmético siempre tienes este dato. “El packaging secundario, como llamamos a la caja, debe recoger siempre una información de contacto de la marca o el fabricante para que, en caso de dudas, podamos acudir a ellos”, concluye Isabel Reverte, directora técnica de Ambari.