Cuando nos centramos en bajar de peso, solemos hacerlo de forma radical, con restricciones, eliminando alimentos que creemos que no son saludables y a cualquier precio, sin tener en cuenta muchas veces cómo estas dietas, imposibles de mantener en el tiempo, repercuten sobre nuestra salud mental y emocional a largo plazo.
Una de las claves para comenzar a bajar de peso de forma saludable es conocer la insulina y sus funciones.
La insulina es una de nuestras hormonas esenciales para la vida, tiene múltiples funciones en nuestro organismo, como regular el azúcar en sangre, evitar la oxidación celular y llevar la energía necesaria a distintos órganos, entre muchas otras funciones…
El problema está cuando tenemos desregulada la insulina y la producimos en exceso (es lo que se conoce como resistencia a la insulina).
Cuando nuestro cuerpo no es capaz de metabolizar correctamente el azúcar que ingerimos (incluso la que viene naturalmente en los alimentos) se favorece una mayor acumulación de grasa, aumento de nuestra ansiedad o generación de enfermedades inflamatorias y crónicas como la diabetes tipo 2.
Es por eso que la función de regular el azúcar en sangre es clave para que entendamos cómo funciona de una forma muy simplificada su relación con la acumulación de grasas. Y es que nuestro cuerpo al digerir los alimentos, los convierte en azúcar, esto es lo que le aporta la energía necesaria para su funcionamiento.
Cada alimento libera una cantidad de azúcar en sangre, que es lo que se conoce como carga glicémica. Y la carga glicémica, te va a servir para saber realizar la combinación de los alimentos adecuada y evitar acumular grasa.
«Si combinas alimentos altos en azúcares, la liberación de azúcar en sangre va a ser rápida, por lo que a tu cuerpo no le va a dar tiempo a absorber toda la energía y la acumulará en forma de grasa. En cambio, si combinamos un alimento con alta carga glicémica con otro que la tenga muy baja, conseguimos equilibrarla, y por tanto el nivel de azúcar en sangre será menor y estará compensado.», nos cuentan desde la Escuela de Nutrición Emocional.
«Por ejemplo, si mezclas fruta con frutos secos, como estos últimos tienen un índice glicémico bajo, la carga de azúcar que liberan en sangre es menor y se compensa con la de la fruta (que tiene un índice glicémico más alto), y esto repercute en tu cuerpo positivamente», apuntan.
Aunque comas hidratos de carbono de excelente calidad, es decir, integrales e idealmente ecológicos, si no sabes cómo equilibrarlo con los demás nutrientes, igualmente afecta en la acumulación de grasa, niveles de ansiedad y funciones metabólicas.
Es fundamental combinar los hidratos de carbono con los demás macronutrientes (proteínas y grasas) para conseguir una carga glicémica adecuada, la cual permita elevar la insulina lentamente y hasta un nivel óptimo para nuestro organismo.
Por eso cuando vamos a comer lo ideal es hacer un balance de los alimentos que vamos a consumir para conseguir una carga glicémica lo más baja posible.
El Método de los 4 Elementos es una buena forma para lograr el equilibrio entre los macro y micronutrientes y así favorecer que nuestro cuerpo pueda obtener la energía necesaria sin acumular grasa. Este método ha sido diseñado por la fundadora de la Escuela de Nutrición Emocional, Fran Sabal, nutricionista experta en gestión emocional y autora del bestseller Nutrición Emocional publicado por la editorial Planeta.