En el corazón del barrio de las Salesas, emerge un fascinante destino gastronómico: Zíngara. Este restaurante, fundado por Mercedes y Agustín, se erige como un rincón encantador que fusiona la creatividad de la cocina de autor con la accesibilidad para todos los paladares y promueve una experiencia única e inolvidable. La joya de la corona en Zíngara es su Brunch, una experiencia de fin de semana que va más allá de lo convencional.
Zíngara se integra en el tejido culinario del Soho madrileño. Rodeado de propuestas vanguardistas, se destaca como gitano, místico y orgánico; Zíngara se distingue por sus principios fundamentales: sabor, diversidad y minuciosidad en la elaboración de cada plato. La reinterpretación de sabores del mundo es evidente en cada propuesta culinaria.
La joya de la corona en Zíngara es su brunch, una experiencia que cobra vida todos los domingos y que va más allá de lo convencional. De 13:00h a 18:00h, cada domingo los comensales pueden disfrutar de una selección de platos que fusionan lo tradicional con lo innovador.
Este brunch consta de tres platos y una bebida. El brunch comienza con un bocado dulce, pudiendo elegir entre un yogurt de coco acompañado con frutas de estación, miel y hierbas aromáticas o el mismo yogurt, acompañado de compota de frutas y crumble. Seguimos con un Pan Naam de coco con aguacate tatemado, tahini de hierbas y frutos secos o su Chipa: pan de harina de yuca con queso mimolette y provolone servido con salsa agridulce de tomate y ensalada. En tercer lugar, elegimos entre su Shakshuka: huevo poché con queso feta, yogurt y pan paratha o su sándwich halloumi; con berenjena asada y tomates secos. Para completar y acompañar este viaje gastronómico, elegimos entre su té de menta, su Peach Mosa (prosecco, pomelo y melocotón), su Mangibre (manzana, manzanilla, canela, lima y jengibre) o un Spritz.
No les falta razón a Mercedes y Agustín, fundadores del restaurante, cuando nos indicaban que “la carta es itinerante, y todos los platos llaman la atención casi por igual. Lo que demuestra ser una carta muy equilibrada y curiosa”.
Al traspasar las puertas de Zíngara, los comensales encuentran un ambiente que combina lo místico con lo orgánico. La decoración en esta jaima de lujo crea un escenario encantador con respaldos de sillas, peceras de cuarzos y una iluminación que cambia de color según el momento de la velada, transportando a los visitantes a un lugar donde la magia y la buena comida se entrelazan.
Los que han hecho posible que cada plato cuente una historia, han sido Mercedes y Agustín. Con sus trasfondos en marketing, arquitectura y migración, crearon Zíngara con la misión de ofrecer no solo una experiencia gastronómica deliciosa sino también sostenible. Conscientes de la importancia de reducir desechos, la pareja abraza una filosofía que invita a pequeños cambios para marcar la diferencia.